lunes, 1 de junio de 2009

Meditando en el Salmo 1 verso 3


Por pastor Daniel Brito
«Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, 2 sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. 3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. Todo cuanto hace prospera!»
Regresamos a nuestra meditación del Salmo 1, y ahora el verso 3, después de un pequeño receso. El Salmo comienza con una expresión hermosa: Dichoso, Bienaventurado, o Feliz, el hombre que no sigue el consejo de los malos, y eso, porque ha estado meditando en la Palabra de Dios, como dice el versículo dos.
Podemos notar que la meditación en la Palabra de Dios produce un cambio en nuestro pensar, y eso nos hace “felices”, no en el sentido que el mundo llama a alguien feliz, sino en el sentido de alguien que verdaderamente es dichoso o feliz, aun en las circunstancias adversas.
Ahora vamos al verso que nos toca estudiar y es el verso tres: «Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. Todo cuanto hace prospera!.» Un árbol en un lugar seco y caliente pero que está plantado junto a aguas de un río, o que lo están irrigando de alguna forma, es un árbol que va a dar su fruto a su tiempo.
Noten que el árbol aunque lo estén irrigando, tiene que pasar por los cambios del tiempo, frío, lluvia, el sol que quema, el viento fuerte, etc., pero aun así, el árbol soporta los cambios, y da su fruto a su tiempo.
Es igual con los creyente. Somos irrigados por la Palabra de Dios, y aún en las pruebas y en la adversidad, ella nos sostiene. El creyente siempre debe dar buen fruto, eso es en su conducta, porque está siendo irrigado por la Palabra de Dios. Con esto recordamos las Palabras que Dios le dijo a Josué:
«Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.» (Josué 1:8.) — Me gusta la forma que esta versión lo dice. Es algo que continuamente estamos recitando o meditando, hasta quedarse en nuestro corazón.
Recordamos también las Palabras de JESÚS en Juan 4:13-14: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—,14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.» — Hay vida eterna en las Palabras de nuestro SEÑOR. La Biblia no es cualquier libro, es la Palabra de Dios hablando a nuestras vidas.
Ahora, concluimos con nuestra dosis usual de Spurgeon: «Junto a corrientes de aguas. De modo que incluso si falla una corriente, hay otra disponible. Los ríos del perdón y los ríos de la gracia, los ríos de la promesa y los ríos de la comunión con Cristo, son fuentes de provisiones que no fallan nunca. Que da su fruto a su tiempo. El hombre que se deleita en la Palabra de Dios, recibe instrucción de ella, dispone de paciencia en la hora del sufrimiento, fe en la de la prueba y gozo santo en la hora de la prosperidad. El dar fruto es una calidad esencial del hombre que posee gracia, y su fruto será en sazón.» (Charles Spurgeon en el Tesoro de David.)
Que Dios les bendiga.
*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia, Nueva Versión Internacional.

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