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lunes, 16 de mayo de 2011

Una fe que se niega a sentirse ofendida


Una fe que se niega a sentirse ofendida
por John Brito
Pareciera que mucha gente hoy se ofende con lo que dice la Biblia. Por ejemplo, la gente se ofende por lo que dice la Biblia sobre el infierno. Es difícil para muchos creer que un Dios amoroso sentenciaría a alguien que sólo ha pecado por el largo de su vida a una eternidad en tormento. Otros se ofenden por lo que dice la Biblia acerca de un estilo de vida sexual pecaminoso. Para muchos, tanto el infierno como los mandamientos contra el pecado sexual le parecen crueles y pasados de moda.
Pero Jesús no tenía problemas en ofender a la gente con la verdad. Sus palabras eran a menudo irritantes y combativas. Jesús demandaba que al oír sus palabras la gente se arrepintiera de sus pecados, creyeran en su identidad y misión y siguieran sus pasos. En una ocasión él había hablado tan fuerte a los Fariseos que sus discípulos le dijeron: “¿Te das cuenta de que has ofendido a los fariseos con lo que acabas de decir?” Mat. 15:12, NTV] Pero un corto tiempo después, Jesús les ilustraría a los discípulos que la fe verdadera no solo se niega a ser ofendida por sus palabras, sino que persevera para poder recibir su poder salvador. El hizo ésto por medio de una mujer gentil que tenía una hija poseída por un demonio. La historia es la siguiente:
” Una mujer de los gentiles, que vivía allí, se le acercó y le rogó: ‘¡Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente.’ [23] Pero Jesús no le contestó ni una palabra. [Primera ofensa] Entonces sus discípulos le pidieron que la despidiera. ‘Dile que se vaya’, dijeron. ‘Nos está molestando con sus súplicas’. [24][Segunda ofensa] Entonces Jesús le dijo a la mujer:’ Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de Dios, el pueblo de Israel.’ [25] [Tercera ofensa] Ella se acercó y lo adoró, y le rogó una vez más: ‘¡Señor, ayúdame!’ [26] Jesús le respondió: No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.[27] [Cuarta ofensa] Es verdad, Señor, respondió la mujer, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos. [28] Apreciada mujer, le dijo Jesús, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó. [Mat. 15:21-28, NTV/ (las palabras entre corchetes son mías)]
A esta mujer se le ofendió cuatro veces, y cada vez la ofensa era mayor. Pero ella se negó a ser ofendida. Ella continuó creyendo que Jesús era el HIjo de David (el Mesías), y que solo él tenía el poder para sanar a su hija. Ella se negó a ser ofendida por las palabras de Jesús porque ella sabía que sus palabras tienen poder para salvar, sanar, y libertar. Cuando Jesús vio que ella tenía una fe que se negaba a ser ofendida, él dijo:
“Apreciada mujer, …tu fe es grande. Se te concede lo que pides.” La gente hoy necesita dejar de sentirse ofendida por las palabras de Jesús, porque las mismas palabras que les parecen insultarles son aquellas que traen sanidad y salvación. Nunca se deje ofender por la palabra de Dios. Humíllese y recíbalas porque tienen el poder para cambiar su vida. (Traducida por Julia Barbeito)

jueves, 17 de febrero de 2011

BROTANDO




por John Brito

De niño tomé las semillas de un tomate verde que mi madre había cortado en lascas y me fui a un lado de nuestra casa y las planté. Regué ese lugar diariamente hasta que las semillas brotaron. Pronto tuvimos dos plantas de tomate que nos daban tomates verdes frescos para la cena. Con esta experiencia aprendí el sencillo principio de la siembra y la cosecha. Tú pones una semilla en tierra, la riegas, y te aseguras que le llegue bastante sol; y antes que te des cuenta, brota.

Así funciona el fruto de justicia, como Isaías 45:8 declara: “Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia. Ábrase la tierra ampliamente para que la salvación y justicia puedan brotar juntamente. Yo, el Señor, las creé” [NTV] La justicia, andar rectamente con Dios, viene de Dios. No podemos producir justicia por nosotros mismos. Nos debe ser otorgada por Dios. Por eso Dios dice en este verso: “Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia.” Nuestra parte es recibir esa justicia por fe, como se expresa en la frase: “ábrase la tierra ampliamente”. Obtenemos esa justicia cuando recibimos la palabra de Dios como una semilla plantada en nuestros corazones. Cuando hacemos ésto, algo brota. Este verso declara que la salvación (ser perdonados de nuestros pecados y escapar el juicio eterno) y justicia (ser justificados con Dios) y llevar fruto (o evidencia de ésto) ambos brotan cuando recibimos la palabra de Dios en nuestro corazón.

Aunque el crecimiento de esta semilla lo da Dios, nuestro trabajo es regarla diariamente, y darle suficiente luz del Hijo,** pasar tiempo en la palabra, y en la presencia de Dios. Por eso Iª de Corintios 3:6 dice: “Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer.” [NTV] Así que cuide la semilla de la palabra de Dios que ha sido plantada en su corazón y siga haciendo brotar el fruto de justicia adondequiera que vaya. Recuerde, todo lo que se siembra debe dar fruto. **[juego de palabras con Son, hijo, y (sun)light, luz del sol] (Traducida por Julia Barbeito)


http://ministeriosiberoamerica.org/blog/?p=2278

martes, 18 de mayo de 2010

Cuando no vemos el plan de Dios


Cuando no vemos el plan de Dios

Por. Pastor John Brito

Hay momentos de nuestra vida en que Satanás nos sorprende con un ataque que no esperábamos. 
Ésto se complica cuando no vemos a Dios por ninguna parte. 
El sirviente del profeta Eliseo aprendió ésto.
 Mientras el sirviente de Eliseo dormía una noche, 
el rey de Aram [Siria] mandó a sus tropas a capturar a Eliseo.
 IIª de Reyes 6:15 dice que:
 "Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios,
 y  he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros.
 Entonces su criado le dijo:  ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?"
 Ni se imaginaba ese sirviente que mientras dormía esa noche,
 se estaba preparando un ataque, y ahora, 
como no podía ver el plan de Dios,
el pánico le sobrecogió. 
Lo que el siervo no podía percibir 
era que todo ésto era parte del plan.
 Dios reunió al ejército alrededor de la casa de Eliseo
 para poder entregarlo completo en sus manos.
 La respuesta de Eliseo a su siervo fue:
 " ¡No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros 
que los que están con ellos!"
[17] Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. 
Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró;
 y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, 
y de carros de fuego alrededor de Eliseo." [II Reyes 6:16-17, VRV ]
 En un instante, los temores de este hombre desaparecieron, 
al ser sus ojos abiertos al plan de Dios.
 Ahora bien, tan maravillosa como pueda ser esta historia,
 hay veces que nuestros ojos no son abiertos, 
y todo lo que vemos es al enemigo frente a nosotros.
 En tales momentos necesitamos tomar una decisión.
 ¿Seguiremos viviendo con temor al contemplar la trampa que tiende el diablo?
 O escogeremos vivir por fe, sabiendo que si Dios es por nosotros,
 ¿quién contra nosotros? 
 En tales momentos nos debemos asir de II Corintios 5:7 que dice:
 "porque por fe andamos, no por vista". (Traducida por Julia Barbeito) 

Jesus, El Buen Pastor

Jesus, El Buen  Pastor
Mi Ovejita mas Preciada