jueves, 17 de febrero de 2011

BROTANDO




por John Brito

De niño tomé las semillas de un tomate verde que mi madre había cortado en lascas y me fui a un lado de nuestra casa y las planté. Regué ese lugar diariamente hasta que las semillas brotaron. Pronto tuvimos dos plantas de tomate que nos daban tomates verdes frescos para la cena. Con esta experiencia aprendí el sencillo principio de la siembra y la cosecha. Tú pones una semilla en tierra, la riegas, y te aseguras que le llegue bastante sol; y antes que te des cuenta, brota.

Así funciona el fruto de justicia, como Isaías 45:8 declara: “Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia. Ábrase la tierra ampliamente para que la salvación y justicia puedan brotar juntamente. Yo, el Señor, las creé” [NTV] La justicia, andar rectamente con Dios, viene de Dios. No podemos producir justicia por nosotros mismos. Nos debe ser otorgada por Dios. Por eso Dios dice en este verso: “Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia.” Nuestra parte es recibir esa justicia por fe, como se expresa en la frase: “ábrase la tierra ampliamente”. Obtenemos esa justicia cuando recibimos la palabra de Dios como una semilla plantada en nuestros corazones. Cuando hacemos ésto, algo brota. Este verso declara que la salvación (ser perdonados de nuestros pecados y escapar el juicio eterno) y justicia (ser justificados con Dios) y llevar fruto (o evidencia de ésto) ambos brotan cuando recibimos la palabra de Dios en nuestro corazón.

Aunque el crecimiento de esta semilla lo da Dios, nuestro trabajo es regarla diariamente, y darle suficiente luz del Hijo,** pasar tiempo en la palabra, y en la presencia de Dios. Por eso Iª de Corintios 3:6 dice: “Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer.” [NTV] Así que cuide la semilla de la palabra de Dios que ha sido plantada en su corazón y siga haciendo brotar el fruto de justicia adondequiera que vaya. Recuerde, todo lo que se siembra debe dar fruto. **[juego de palabras con Son, hijo, y (sun)light, luz del sol] (Traducida por Julia Barbeito)


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Jesus, El Buen Pastor

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Mi Ovejita mas Preciada