miércoles, 18 de marzo de 2009

Bendice, alma mía, al SEÑOR


Por Zobeida Brito

«Bendice, alma mía, al SEÑOR,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2Bendice, alma mía, al SEÑOR,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3El es el que perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus enfermedades;
4el que rescata de la fosa tu vida,
el que te corona de bondad y compasión;
5el que colma de bienes tus años,
para que tu juventud se renueve como el águila.»
(Salmo 103:1-5)

Queridos hermanos en la fe de nuestro Señor Jesucristo: Les hago una invitación para que juntos meditemos en estos primeros versos de este precioso salmo. Sin duda alguna el salmista enumeraba todo aquél agradecimiento que había en su alma, por el conocimiento adquirido en su propia vida, de la ayuda y cuidado protector de Dios.

Cuando el creyente está pasando por pruebas, cuando la enfermedad llega, cuando solamente un milagro puede arreglar situaciones. Cuando sentimos que las fuerza faltan para seguir adelante y el creyente se siente desfallecer y que su fe la considera tan poca como para recibir respuesta de parte de Dios a la urgencia de su petición. Es entonces cuando debemos recordar que el SEÑOR es nuestra fortaleza y nuestro pronto auxilio en las tribulación. Recuerda que Él sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila. El águila es símbolo de fortaleza.

Amén.

Que Dios les bendiga ricamente.

Hermana Zobeida Brito.

*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia de las Américas.

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